Tal vez la última clase del finado Alan García en su cátedra de la Escuela de Gobierno de una universidad local nos dé una idea del papel de las encuestadoras en el actual equilibrio o desequilibrio del poder en el Perú. Si bien hay que ser muy inteligente para controlar las sorpresas que da la política, es obvio que el sistema ha creado regulaciones estructurales y culturales que necesitan respaldo, apoyo, backup, y eso se crea o se refuerza con las encuestadoras, según el exmandatario.
“El 70 % apoya al Gobierno”, señalan los sondeos, y eso se reproduce en las portadas de los diarios afines a Palacio de Gobierno y emisoras de todo tipo. Entonces, resulta que “la gente no quiere estar con el 30%, eso se llama homeostasis (…). Nuestro cerebro está hecho para equilibrar y apoyar nuestras decisiones. Está hecho para seguir la corriente. (…) La gente nunca quiere estar en contra de la mayoría”, nos recordó el extinto líder aprista.
Y lo ejemplificó con lo que le sucedió a Pedro Pablo Kuczynski (PPK) a los pocos días de su renuncia a la Presidencia por sus vinculaciones con la constructora Odebrecht. Recordó García que en una reunión de unos 200 empresarios en el Country Club se hizo una encuesta discreta y resulta que PPK apenas tenía el apoyo del 20 % de los asistentes. “Nadie quiere estar con el que perdió, nadie quiere estar contra la mayoría. Entonces invéntense una encuesta y tendrá apoyo. Inclusive hay una encuestadora que se llama Apoyo. ¿O no?”, se interrogó en alusión a Ipsos, entre risas de sus alumnos.
Este mismo esquema podemos trasladar al Congreso demolido por los medios de la concentración mediática ligados a Palacio de Gobierno. Nadie quiere estar con el Legislativo, sobre todo en los sectores populares poco informados.
Allí se pide en forma masiva su cierre y el propio Vizcarra refuerza el back-up, tras los pasos de una encuestadora de izquierda que fue la que empezó lanzando una pregunta -que por cierto sería sediciosa o golpista en cualquier sociedad ordenada-: ¿Está usted de acuerdo con que el presidente Martín Vizcarra cierre del Congreso? Era un sondeo de la ONG IEP (Instituto de Estudios Peruanos) que trabaja para el diario La República, la que a fines de abril de este año publicó esa encuesta. Después, otras empresas de sondeo de opinión siguieron el mismo libreto que los expertos en temas de encuestas consideran ilegal, por lo que debería haber una ley de control de esta actividad, indican.
Analistas como Fernán Altuve y políticos de oposición como Mauricio Mulder han llegado a la conclusión de que el de Vizcarra es un gobierno que basa su poder en su alianza con los medios de comunicación concentrados y las encuestadoras. Atrás quedaron los tiempos en que los contrapesos a la política oficial eran los otros “poderes fácticos”, vale decir el empresariado nucleado en la Confiep, las Fuerzas Armadas y la Iglesia.
En los últimos años, con más fuerza en el gobierno de PPK, han sido las encuestadoras las que, por lo general, han marcado la acción de dicha administración y más aún el de sucesor, Martín Vizcarra, quien vive obsesionado, según su propio entorno, de lo que digan los sondeos de opinión pública, embarcando al país rumbo a la colisión.
NADIE LAS CONTROLA
El problema de las encuestadores en el Perú, a diferencia de otros países, se resume en que nadie las controla. Unas cuatro empresas de este rubro no tienen conciencia de que no se puede usar las encuestas como propaganda política. Y es que no hay una ley de control.
En los últimos años, con más fuerza en el gobierno de PPK, han sido las encuestadoras las que, por lo general, han marcado la acción de dicha administración y más aún el de sucesor, Martín Vizcarra, quien vive obsesionado, según su propio entorno, de lo que digan los sondeos de opinión pública, embarcando al país rumbo a la colisión.
NADIE LAS CONTROLA
El problema de las encuestadores en el Perú, a diferencia de otros países, se resume en que nadie las controla. Unas cuatro empresas de este rubro no tienen conciencia de que no se puede usar las encuestas como propaganda política. Y es que no hay una ley de control.
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