Presidente, en los 60 últimos días de la transición, usted tuvo, personalmente, acceso a datos confidenciales inclusive para un parlamentario o para un diputado federal. ¿Alguna de esas informaciones específicas lo impresionó más?
La máquina (administrativa) es muy pesada. Hay centenas de concejos en todo Brasil, las agencias reguladoras recibieron nuevos nombres en los últimos meses. Muchas veces el respectivo ministro a cargo está amarrado a eso, y la calidad de parte de las personas de esas agencias, así como sus intereses, son otros, no precisamente el buen funcionamiento de la agencia. La agencia de minería, por ejemplo, sufrió cambios completos en diciembre, entonces nuestro ministro de Energía y Minas está con las manos atadas, tiene que buscar la forma de empezar de nuevo.
¿Allí estarán sus decretos, los primeros documentos con su firma?
Una de las primeras medidas es que vamos a desburocratizar lo máximo posible, hacer una limpieza en edictos, comunicados. Vamos a quitarle el peso del Estado de encima de quien produce. Esto será en todas las áreas. Ya se lo dije a todos los ministros: confío en cada uno de ustedes. Entonces ellos tienen carta blanca para nombrar desde su secretario ejecutivo hasta el más humilde empleado de ese determinado ministerio. Les dije a todos que ni yo mismo tengo el poder de nombrar a alguien dentro de cada ministerio.
Entonces usted sólo exigirá los resultados…
No será necesario, los resultados llegarán porque son personas extremadamente responsables y competentes en todos los ministerios. Todo está dado para funcionar bien. Si no funciona, paciencia, hacemos un cambio más adelante. Pero no vamos a partir de ese principio de hacer cambios.
En estos últimos dos meses usted se ha acercado a diferentes organismos de seguridad pública. ¿Hay algo más concreto en ese sentido? ¿Qué propuesta quiere usted presentar en su gobierno?
Una gran realidad. Lo que se invirtió en los últimos 20 años, lo que se ha propuesto e implementado ha empeorado el tema de la seguridad pública. No se puede seguir de la forma en que estamos ahora. La política de desarme no ha funcionado en Brasil. Los bandidos continúan estando bien armados.
Recuerdo que cuando usted invitó al entonces Juez Sérgio Moro para formar parte de su gobierno, usted me dijo, en el balcón de su casa en Río de Janeiro: “Acabo de decirle que voy a poner una estructura del COAF (Consejo de Control de Actividades Financieras) a su disposición, ampliando esa estructura, aunque eso afecte a la gente de mi propia familia. Le di carta blanca para investigar y tomar las medidas respectivas”.
Si usted pudiese concretar un solo ítem para los 100 primeros días de su gobierno, ¿cuál sería ese ítem en que concentraría toda su energía?
En la última reunión en la que estuve, el general Augusto Heleno (nuevo ministro de Seguridad Institucional) dirigió unas palabras a los futuros ministros y hubo un ministro de una cierta edad que se emocionó, eso indica que la gente del equipo está comprometida con hacer lo correcto para Brasil, imponiendo una política completamente diferente de la que estuvo vigente hasta hace pocos meses, que sabemos que llevó a Brasil, sabemos que estaba llevando a Brasil, a la corrupción y a la ineficiencia. Queremos lograr que los impuestos de los trabajadores se reviertan por el bienestar de nuestra nación.
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