LA ÚLTIMA OPORTUNIDAD


Esta vez hay una organización detrás de la vacancia de la Presidencia de la República. No se trata de aprendices como los improvisados asesores de Fuerza Popular. Esta vez nos hallamos ante profesionales que han reclutado medios, encuestas, analistas. La iniciativa es de Acción Popular con la concurrencia del Apra. Fuerza Popular está siendo llevada de la nariz por estos viejos lobos a su guarida.

No sorprende, en boca de maestros del atarante, que la intentona tenga por todo fundamento unos supuestos hechos que hasta el momento nadie sabe explicar con claridad. Lo que resulta inaudito, en profesionales del floro, es que el ruido político no tenga, objetivamente, otro destino que entregarle servida la mesa del gobierno al primer vicepresidente Martín Vizcarra y al poder regional de izquierda.

Ya se reparten por adelantado los puestos de gobierno mientras la caviarada se alista para tomar por asalto los ministerios de Cultura y de Ambiente, desde los cuales dirigió el boicot de la inversión privada durante el humalismo. El plan máximo: manipular la elección de la izquierda al poder en el Bicentenario de la República.

Muchos promueven hoy de buena fe la vacancia de la Presidencia por una cuestión de principios. Pero hagamos memoria, ¿acaso la pidieron con Alejandro Toledo, a pesar de su escandalosa negativa a reconocer a su hija, y su instrumentación de la justicia para perseguir al fujimorismo? ¿O la pidieron con Humala, pese a sus antecedentes en Madre Mía, Locumba y Andahuaylas? Pero en el caso de Kuczynski no quieren esperar a que termine su gobierno -como lo hicieron pacientemente en los casos anteriores- para que, como manda la ley, tenga un debido proceso. Pasan sobre la ley, que protege al país de la ingobernabilidad para vacar la Presidencia por la supuesta “incapacidad moral permanente” de su titular sin que nadie sepa decir qué significa ni por qué sobrevive en la Constitución esa barbarie obsoleta desde cualquier punto de vista serio.

Y tampoco parece importar la gigantesca pérdida económica que la incertidumbre política traerá consigo, que ronda los dos mil millones de dólares según cálculos.

Quieren venganza. Que esta brutal reacción nazca hoy nuevamente de sectores maximalistas no sorprende a nadie. Para votar a favor, sin embargo, Fuerza Popular solo pidió mansamente que la izquierda caviar de Nuevo Perú retirara de su moción la demanda de una nueva constitución, y que la izquierda radical del Frente Amplio retirara de la suya la exigencia de anular el indulto de Alberto Fujimori. Que Fuerza Popular se preste a esto a pesar del daño personal que inflige a su líder histórico -cuya libertad no va a ser respetada por un gobierno de Vizcarra no importa lo que éste prometa-, es un despropósito que el fujimorismo no perdonará.

Fuerza Popular aún tiene la opción de tomar la valiente decisión política en su bancada este martes de corregir esta deriva y no vacar la Presidencia de la República. Razones le sobran. Es su última oportunidad de escapar de la trampa que le han puesto sus verdaderos enemigos.

Jorge Morelli

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