ESTRELLAS DEL ROCK CONTRA LA CORRECCIÓN POLÍTICA


Desde su origen, el rock —ni se diga el punk— surge del quiebre de la norma de lo establecido. El ritmo inquieta, las letras cuestionan. En el auge de su carrera, los ídolos de los años 80 criticaban a la monarquía en el Reino Unido y pregonaban la anarquía, ahora cuestionan al statu quo: la prensa progresista, la hegemonía cultural de izquierda y la corrección política.

Morrissey, el vocalista de The Smiths convertido en cantante solista, sigue sacudiendo al “establishment“. De igual manera, el cantante de los Sex Pistols, Johnny Rotten. El rock no ha muerto, sigue nadando contracorriente.

En 1986, con el disco The Queen is Dead (La reina está muerta), The Smiths se burló de la monarquía. Incluso le dedicó una balada a quien fue primera ministra, Margaret Thatcher, deseando su muerte. Ha criticado a la industria de la carne, de la música y a la industria en general. Se caracteriza por ser reaccionario y disfruta de irritar a los poderosos. Eso no ha cambiado. Ahora apunta hacia el nuevo foco del poder.

Hoy en día lo establecido, la nueva norma, es la corrección política, el pánico sexual, el rechazo al Brexit —la salida del Reino Unido de la Unión Europea— que Morrissey considera una “victoria para la democracia”.

Para el cantante de The Smiths, el Brexit fue un acto de rebelión. “La gente dijo que sí, aunque Westminster dijo que no… El público ignoró a los medios y decidió por sí mismo. Los votantes desafiaron a lo establecido, a la prensa que les decía ‘si dejamos la UE, todos moriremos’. Y eso hace que Brexit sea la mayor victoria democrática en la política británica en muchos, muchos años”.

De acuerdo a una columna de opinión, “éste es claramente un hombre en contacto con sus raíces de la clase trabajadora en el norte del país, donde millones votaron ‘Leave‘ (salir de la Unión Europea), prefiriendo su insurgencia desestabilizadora a las temerosas súplicas para la estabilidad del statu quohechas por la élite cultural”.

Mientras la prensa publicitaba la salida del acuerdo comercial continental como un equivalente a morir, el pueblo en las urnas demostró que sigue viva.

Pero la prensa masiva repudia todo lo vinculado a una defensa nacional, al punto que Morrisey fue repudiado por ondear la bandera del Reino Unido en 1992. Ese repudio se agrandó con su respaldo al Brexit, un proceso que llama “magnífico”.

Incluso una de las canciones de su último disco, Jacky’s Only Happy When She’s Up On Stage (Jacky solo está contenta cuando está en el escenario) reitera más de 20 veces la palabra “exit” que significa salida. La semana pasada, en un concierto en la ciudad de Los Ángeles, frente a 17.000 personas, animó al público a reemplazar la palabra “exit” por “Brexit” y cantaron al unísono.

En una entrevista con el diario alemán Der Spiegel publicada este fin de semana, Morrissey explicó su respaldo por la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

“Ser políticamente correcto es incorrecto… La izquierda loca es tan extremista… No se puede tener una opinión contraria. En cuanto a la inmigración masiva. No, no es porque creo que la gente deba ‘quedarse donde están’, sino porque ‘creo que cada país debe preservar su identidad’, o terminará sin cultura alguna”.

También abordó el tema de las acusaciones de acoso sexual que han perfilado a distintas estrellas de la farándula. Lo llamó un “teatro público”. “Cualquier persona que alguna vez haya dicho ‘Me gustas’ a alguien más es acusada de acoso sexual “. Critica el hecho de que transgresiones menores sean equiparadas con violaciones, lo cual anima a ver a las mujeres como personas frágiles y a los hombres como demonios. Morrisey busca “poner las cosas en proporción”, es decir, analizar de forma objetiva y no sesgada.

Para sus fans, es el último rebelde de rock’n’roll: un alborotador en un mar de falsos que por tener una estética irreverente se creen rebeldes. Resaltan que por eso tanto la prensa británica como los críticos de redes sociales como Twitter no saben valorar el estilo de Morrisey, llamado Moz por sus seguidores, es simple: ahora ellos son los rígidos adeptos y promotores del statu quo contra los cuales él está vociferando.

Pero no es el único. En mayo el cantante del conjunto de punk británico Sex Pistols, John Lydon, mejor conocido como Johnny Rotten, una leyenda de décadas pasadas, respaldó el Brexit, al igual que a Trump y Farange —político criticado en el Reino Unido por muchos de los mismos motivos que el presidente de EE. UU.— a quien llamó “magnífico”.

Respecto a Trump, dijo que había sido “manchado” por los medios de izquierda; “Lo que no me gusta es que los medios izquierdistas en Estados Unidos están tratando de manchar al tipo como racista y eso no es completamente cierto; hay muchos, muchos problemas con él como ser humano, pero él no es eso y es posible que algo bueno salga de esa situación porque aterroriza a los políticos; esta es una alegría para mí. Me atrevo a decir que [podría ser] un posible amigo “.

Sobre las elecciones que definieron la separación del Reino Unido de la Unión Europea, dijo: “La clase trabajadora ha hablado y yo soy uno de ellos y estoy con ellos”. Es decir, la rebeldía que le caracterizó en su juventud, que le llevó a componer y pregonar “anarquía en el Reino Unido”, ahora le lleva a respaldar lo que considera una hegemonía política, cultural y mediática. Por ello hoy respalda a lo que llama la voz del pueblo.

Estos referentes indican que el rock no ha muerto, tampoco el punk, ni el ánimo de insurrección que le ha caracterizado desde sus inicios. Ahora se rebela contra la hegemonía cultural que respalda al poder imperante.

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