¡SOY INOCENTE!, POR KENJI FUJIMORI



(Ilustración: Rolando Pinillos Romero).
Kenji Fujimori Higuchi13.07.2017 / 06:00 am

No hace falta ser presidente de la República para servir al Perú. Nuestra candidata es Keiko Fujimori. No tengo el propósito de dividir a Fuerza Popular. El fujimorismo es uno solo.

Pero he sido señalado con argumentos que parecen pretextos antes que verdaderas razones. Voy a convertir, entonces, este alegato en mi defensa en un instrumento para responder a esas acusaciones y emplazar públicamente a quienes me acusan de faltar a la disciplina partidaria. Dicen que no digo adentro lo que digo afuera. Pero tengo buenas razones.

Estoy en contra de un proyecto de ley de prensa que atenta contra las libertades fundamentales de los ciudadanos.

Estoy en contra de imponer una posición de bancada respecto de las minorías en casos de conciencia, como el de las víctimas de abusos y crímenes de odio.

Felicito que la presidenta pidiera al partido, en este último caso, revisar la posición original respecto de la investigación de las violaciones sexuales. Y felicito, igualmente, que haya cesado el debate sobre un proyecto de ley de prensa que solo conduciría a dañar al Perú y al partido.

Felicito, asimismo, que la presidenta del partido, mi hermana Keiko, haya presentado nuevamente un hábeas corpus por la libertad de nuestro padre, pero estoy en contra de que el partido haya postergado por largo tiempo abrazar abiertamente la causa de la libertad de Alberto Fujimori.

Hoy tengo razones para albergar la firme esperanza de que mi padre saldrá en libertad. Pero estoy en contra de que mañana, cuando salga de prisión, se diga que en un año de ejercicio la bancada de Fuerza Popular no pudo encontrar el camino de una acción eficaz para obtener la libertad de Alberto Fujimori.

Estoy a favor de establecer puentes entre el Gobierno y la oposición. Y saludo todos los esfuerzos por adelantar todo diálogo que sirva para derribar muros. Es lo que el país necesita hoy: detener la confrontación y bajar el ruido político para acabar con la incertidumbre que está matando la inversión y el crecimiento de la economía.

Estoy a favor, por lo mismo, de las reformas institucionales necesarias para afianzar la seguridad jurídica y la seguridad ciudadana, sin las que el país no puede avanzar.

Estoy a favor igualmente de que en materias de principio se respete el derecho de la representación nacional a la libertad de conciencia.

Estoy en contra de que se desconozca y pase por alto el principio constitucional de que los parlamentarios no están sujetos a mandato imperativo. Me he opuesto a decisiones políticas del partido en materias que no fueron debatidas en reunión de bancada. Y lo he hecho públicamente en uso de mi libre derecho –como ciudadano y no solo como representante– a expresarme donde lo crea conveniente y por los medios que crea necesario.

La opinión pública tiene derecho a formarse un criterio propio respecto a mi conducta y mis actos, que son de libertad de conciencia y de libertad de expresión, derechos que no pueden ser sometidos a tribunal de disciplina alguno.

Estoy en contra de que una crítica política se disfrace de reivindicación de la majestad supuestamente mellada del Congreso.

Estoy en contra de la mojigatería y la frivolidad en la política.

Hago público, pues, mi alegato de defensa porque no discutiré estos asuntos fundamentales para el fujimorismo y el país solamente ante un tribunal inquisidor a puerta cerrada. Es una promesa que hago a todos los fujimoristas.

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