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De acuerdo con la investigación, en enero de 2015 el coronel Paul Vera Delzo asumió la jefatura del Centro de Municiones del Ejército (Cemune), dependiente del Servicio de Material de Guerra de esa institución armada, y de inmediato ordenó una auditoría que duró casi un mes en los diferentes almacenes del Polvorín Cruz de Hueso.
En un documento de 165 páginas que contenía los resultados de la auditoría, Vera Delzo detalló que faltaba alrededor de medio millón de cartuchos de bala de diferente calibre y cerca de 2,000 cohetes antitanques, entre ellos 927 cohetes portátiles RPG, 42 misiles antitanques y casi 2,000 granadas de guerra.
El oficial verificó los datos del Sistema de Control de Bienes, Almacén y Mantenimiento (Siscobam) y los contrastó con los documentos dejados por sus antecesores.
Así encontró, por ejemplo, que en el almacén 1A del Cemune, en el polvorín Cruz de Hueso, en Pisco, faltaban 8,466 cartuchos calibre 9 x 19 mm Parabellun, 34 cartuchos calibre 7.62 x 54 mm, 87,739 cartuchos calibre 7.62 x 51 mm, 39,806 cartuchos cal 9 x 19 mm Parabellun de Brasil.
La auditoría detectó también que en el almacén 2A faltaban 927 cohetes antitanque cal 40 mm, conocidos también como RPG.
Asimismo, desaparecieron 536 cohetes de bolas de acero Norinco, 162 cohetes de alcance con municiones de la misma marca y 285 cohetes 57 mm de Bulgaria.
En el almacén 25M faltaban ocho misiles antitanque Hiloguiado, mientras que en el almacén 27M faltan dos misiles antitanque termoguiado con tubo lanzador Estrella.
En el almacén 26A desaparecieron 588 cartuchos explosivos fragmentarios, 375,976 cartuchos de bala ordinaria 1,940 granadas de mano defensivas con espoleta.
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