¿ESTÁN SEGUROS DE QUE EL PROBLEMA ES EL MOVADEF?




El Ojo Que Llora, el Informe de la CVR y el Museo de la Memoria son mil veces más nocivos que un mausoleo terrorista o la organización fachada de Sendero Luminoso.

Ha generado renovada “indignación”, “sorpresa” y hasta temor ver desfilando en pleno centro de Lima a manifestantes del Movadef, el agrupamiento político que reivindica la ideología de los terroristas de Sendero y del MRTA, exigiendo pancartas en mano, nada menos que la liberación de Abimael Guzmán.

Más allá de la teatralidad, me pregunto si este tipo de manifestaciones es a lo que debemos temer los peruanos. Y pienso que no. Asumir abiertamente la defensa de Guzmán y su pensamiento descoloca a quien profesa, en estos tiempos, dicha ideología. Los hace visibles y eso permite identificar con claridad al enemigo.

Por último, me guste o no, es derecho de cada quien pensar como le parezca, así como de expresar tal sentimiento.

Lo que, sin embargo, sí me preocupa, y de hecho me parece de horror, es ver cómo durante casi dos décadas un grupo de izquierdistas con poder en medios de comunicación, en la política y hasta en el empresariado han perseguido, denostado, difamado, calumniado y vilipendiado a los que vencieron al terrorismo de los 80-90. Con lo cual, por supuesto, le han suministrado ingentes municiones morales a quienes hoy pretenden elevar a Abimael a la categoría de un Nelson Mandela andino, amparados en el paso del tiempo y en la frágil memoria y la débil educación de los nuevos peruanos.

Esa costra hedionda de poder subrepticio, camuflado en supuestas honorabilidades por demás dudosas y cuestionables, está hoy infiltrada hasta en las altas esferas del gobierno y —cómo no— en el Poder Judicial, en el sector educación y en las universidades más reputadas del país.

El Ojo que Llora, el Informe de la CVR o el Museo de la Memoria son mil veces más nocivos socialmente que un mausoleo terrorista o una marcha del Movadef. Porque se camuflan en una imagen de inclusión y amor cuando en realidad pretende exaltar todo lo contrario. Y así atraen a los incautos a una causa que se supone repudian pero que, en el fondo, abrazan. Incluso, ha llegado a ser parte del material educativo nacional.

Nosotros no solo lo hemos permitido, sino que sus pontífices han alcanzado fama y gloria social.

Pero a no equivocarse. Son ellos los peligrosos: aquellos que han cocinado su “verdad construida socialmente” a fuego lento, como en la fábula de la rana hervida.

Cuidado. La marcha del Movadef es apenas anécdota, a lo sumo, un distractor, un señuelo. Lo otro, que ha provocado hasta la devoción de una “popular” y “cristiana” (¿?) ministra del régimen, es lo verdaderamente de cuidado; cuando no de terror.

Eugenio D'Medina Lora