LOS RESPONSABLES DE LA CORRUPCIÓN

¿Le suenan conocidas estas frases?:
“Voy a dar un paso al costado” (traducción: renuncio).
“Eso es pecado, pero no delito” (traducción: no tengo salida, entonces minimizo la acusación).
“Esto es una cortina de humo” (traducción: no tengo cómo defenderme).

Asumir responsabilidad no solamente implica, como se entiende incorrectamente, declararse “culpable” de algo. Implica hacerse cargo, es la habilidad de responder (respons-habilidad).

Del saque entonces vemos una clara inclinación en nuestra política en amagar, eludir, no aceptar. Y esto ya es un mal punto de partida para lo otro. Si es que no aceptas, menos te vas a hacer cargo o responder ¿Y por qué hablo de política? Porque, para bien o para mal según se vea, la política es lo más expuesto de nuestra sociedad. Lo que nos involucra a todos, de manera que refleja sin duda alguna lo que somos como individuos. No es por gratuito aquello de que cada pueblo tiene el gobernante que se merece.

Desde hace mucho tiempo se vienen discutiendo múltiples estrategias para eliminar la corrupción; pasando por muerte civil, no reelección, zar o zarinas anticorrupción, etc. Miles o millones de propuestas y da la impresión que ya todo está dicho, hasta que aparece una nueva idea más y se retorna a la discusión.

Lo que nadie repara en poner atención es que lo más simple es mirarse al espejo y ver de qué manera yo participo – activa o pasivamente – para generar más corrupción. Piérola decía que “abstenerse es obrar”, pero no, en la coyuntura descrita, abstenerse es una posición cómoda que denota, sin ningún remilgo, colaborar.

La autocrítica, la capacidad de reflexión y crítica de sí mismo es algo a lo cual no debemos renunciar. Más aún si no permitimos que otro lo haga (porque, valga decirlo, nos encanta criticar al del costado). La corrupción no es un fenómeno solo estatal, ni menos exclusivamente legal; corromper es comprar un dvd pirata, hurtar luz del vecino, buscar el beneficio propio a expensas de otro y en su perjuicio, está en todos lados.

Hágalo como ejercicio terapéutico incluso y verá cómo el entorno cambia inmediatamente. Yo he empezado con hacerlo y acepto las consecuencias de mis actos. Me hago responsable y no tiro piedras al techo (porque es de vidrio).

Bien decía Lao Tse – y también Johnnie Walker con sus diferencias – “un viaje de mil millas empieza con el primer paso”.


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