RUTA QUE PUEDE HACER LA DIFERENCIA



Bajo el hashtag #RutaPeru el equipo de Keiko Fujimori ha traído a esta campaña una interesante propuesta sobre la que vale la pena una reflexión de cara al futuro y más allá de quien gane las elecciones. La candidata ha emprendido un recorrido de ocho días, por tierra, por una buena parte de la sierra sur del Perú. Desde Lima ha llegado a Jauja, Huancavelica, Ayacucho, Abancay, Andahuaylas, Cusco y Juliaca. Un pequeño celular ha permitido captar videos que ha compartido inmediatamente desde sus redes sociales en Facebook y Twitter. Para una gran mayoría de peruanos ha sido la oportunidad de descubrir o redescubrir un Perú por momentos olvidado.

Pero ese viaje tiene una interesante significación. Keiko, al igual que PPK, es uno de los dos candidatos presidenciales que –de alguna manera- para esas personas, tiene poder. Es casi, casi, una autoridad. La visita, por lo tanto, reviste importancia.

En primer lugar muestra a un Estado que no ha logrado llegar a esos lugares. La gente detiene la caravana todo el tiempo, entrega memoriales, pedidos, casi súplicas. Es una población que se siente abandonada, marginada y lejos del Estado. También reciben al visitante con alegría y esperanza. Ven una oportunidad.

En segundo lugar evidencia el divorcio de la mayoría de partidos políticos que no han podido recorrer esos espacios. La campaña de primera vuelta apenas ha logrado –lo hemos visto- que los candidatos presidenciales visiten el aeropuerto, la Plaza de Armas y el mercado central de algunas ciudades “electoralmente” estratégicas. Los partidos, en su gran mayoría, han estado de espaldas al Perú profundo.

En tercer lugar es un mensaje contrastante con su rival político. Ocho días recorriendo por tierra la sierra sur versus ocho días recorriendo Nueva York, Nueva Jersey y Boston.

Pero más allá de la campaña; cuando los ánimos se hayan calmado -y tengamos un(a) ganador (a)- esta ruta, como la norte, la este o la oriente deberán convertirse en una praxis presidencial y de gobierno. Viajar por tierra, grabar con un celular las demandas y soluciones, y compartirlo por las redes sociales, debería ser una obligación. Es una forma de rendir cuentas y ser transparentes. El gobierno del próximo quinquenio debe entender que tiene que acercar el Estado al ciudadano, con gestos presidenciales decisivos, contundentes y ejemplares; que movilicen ministerios, viceministerios, direcciones nacionales o regionales, gobernaciones, municipios y, en suma, que se reencuentre con esos ciudadanos aislados y excluidos; que exigen que se gobierne desde el pueblo y no desde un cómodo escritorio en la capital.

BY ALFONSO BAELLA

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