No hay nada que comprender: "¡La consigna es la consigna!"



Leo que en la casa matriz de Facebook había una argolla de periodistas que filtraba las informaciones según sus gustos ideológicos, desapareciendo aquellas con las que no comulgaban (todas conservadoras) y relevando todas con las que concordaban (liberales o de izquierda en los Estados Unidos). Así pues, las informaciones se convertían, sin que lo supiera el lector, en consignas contra posturas políticas y culturales que a la argolla le apestaban (¡y Facebook tiene más de mil millones de usuarios!).

Le echo una miradita a mi timeline y noto que una corriente de opinión muy fuerte de amigos y conocidos inteligentes expresa una crispación cada vez más desbocada, instando a los indecisos de su mismo sector social y/o intelectual/cultural a dejarse de pavadas y votar por PPK porque, según leo en sus consignas, esto es una lucha entre la democracia (que ellos encarnan, a pesar de PPK) y la dictadura (que encarnan todos los que no les siguen la cuerda). Algunos, incluso, le gritan consejos a PPK para que centre su campaña en la "memoria" y que, ya sin tapujos, identifique como una misma persona al padre con la hija y como una misma cosa al fujimorato con el gobierno que propone la hija dieciséis años después de caído el padre. Las cosas son así de simples, dicen.

Bueno, tienen razón. Las consignas siempre son así de simples y, como los virus farmacoresistentes, son inmunes a cualquier razonamiento por lo que no tienen cura, digamos, en el plano intelectual. Tal es la razón por la que ya no tiene ningún sentido discutir con estas personas. Lo que sí es relevante afirmar es que resulta sumamente triste ver cómo personas inteligentes, cultas o instruidas no tengan más munición que las consignas para oponerse a una situación que las inquieta. Cero argumentos a no ser el pasado familiar de la candidata (que a estas alturas es una consigna), lo que querría decir que no tienen ningún argumento en el presente contra lo que propone hoy para gobernar mañana.

Pero lo peor de todo es que, para el público específico al que van dirigidas las consignas, estas producen el efecto contrario. Solo una persona momentáneamente alienada por una situación de estrés en que alucina ser parte de una película mediocre entre buenos y malos, puede regodearse en la consigna. A las personas inteligentes siempre les chocan las consignas, por lo que es previsible que o terminen absteniéndose de votar por PPK, o simplemente terminen votando por Keiko. Tal es el la consecuencia de tanta tontería. ¿Alguien comprende?

"No hay nada que comprender —dirán algunos—: La consigna es la consigna".

Por http://politico.pe/

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