EL NUEVO ESCENARIO POLÍTICO REGIONAL


POR: IVÁN ARENAS

El fujimorismo se impone en la región logrando un resultado nunca visto: llenar los cuatro escaños congresales. De tal modo que los cuatro próximos congresistas serán todos miembros de una sola bancada. Cómo se puede leer este sorpresivo resultado? Como todo en la vida, según el cristal con que se mire. El triunfo amplio y mayoritario del fujimorismo no es casualidad. Quizá se veía venir.

Empezando por la región Lima Provincias, el poder electoral del fujimorismo se ha extendido hacia el norte grande, hasta Piura. Aunque duela y moleste a los apristas el llamado “sólido norte aprista” ya no existe. Hay -si cabe la palabra- un “sólido norte fujimorista”. La política es como es y cegarse ante la realidad no logrará que la enfermedad se detenga. Nunca, en el poco tiempo en que existe nuestra región, un partido se vuelve tan sólido como el fujimorismo. Hay quienes ven al partido fujimorista como una reedición del aprismo de viejo cuño que en Huacho, Barranca o Huaral encandilaba pasiones y tenía una gran base social entre la pequeña burguesía y los sectores medios trabajadores. Sin embargo, el aplastante triunfo del nuevo fujimorismo regional invita a otras lecturas.

En este juego de suma cero, han perdido definitivamente la vieja política regional representada por los movimientos regionales y los viejos caudillos. De alguna manera u otra también el actual gobernador regional Nelson Chui y el ex gobernador Javier Alvarado han participado a través de sus operadores políticos en estas elecciones y –como ahora sabemos- han perdido. La derrota de Luis Castillo, candidato al Congreso por Peruanos Por el Kambio, es también la derrota de Nelson Chui. Como el estrepitoso fracaso de Liliana Torres como candidata de Alianza Popular al Congreso es quizá un hecho nada anecdótico. Hoy, la única explicación para entender esa alianza contra natura entre Alvarado y el Apra en la región es ver el pobre resultado obtenido por la operadora de Alvarado, Liliana Torres.

Si hacemos prospectiva y ensayamos algunos escenarios posibles, la afirmación del fujimorismo como una fuerza en la región debe preocupar a los movimientos regionales y a otros partidos políticos. Por ejemplo, en el hipotético y nada excluyente caso de que el fujimorismo gane en la segunda vuelta es probable que su maquinaria electoral empiece a organizarse en torno a las elecciones regionales y locales del 2018. El fujimorismo en la región Lima Provincias será una fuerza de primer orden ya que estarán gobernando y con una bancada absoluta. ¿Cómo pretenderá parar a la fuerza fujimorista un Nelson Chui en la más completa soledad y en el epílogo de un mal gobierno? ¿Cómo podrá Javier Alvarado llegar al poder regional nuevamente ante un fujimorismo en mayoría?

No obstante, la política no es una construcción exacta. Creo que se pueden ensayar fórmulas novedosas y propuestas serias para el desarrollo de nuestra región y detener el auge fujimorista en democracia. Frente a un fujimorismo fortalecido y de otro lado a la vieja política regional liderada por Chui, Alvarado y Mufarech existe un amplio espacio para el surgimiento y construcción de una propuesta avalada por el gran consenso entre los ciudadanos de nuestra región.

El próximo escenario político no es para nada auspicioso. El fujimorismo será una fuerza amplia y mayoritaria en la región. Si queremos construir una alternativa democrática al fujimorismo, entonces debemos reconocerle fortalezas y capacidades. La política finalmente no es el suspiro al viento y pasión desboradada. Es razonamiento, cálculo e ilusión.
     

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