DE BELAUNDE A BARNECHEA ¿DE VUELTA AL DESASTRE?


POR: ENRIQUE PASQUEL - SUBDIRECTOR PERIODÍSTICO DE "EL COMERCIO"

“El modelo de los últimos 25 años no ha funcionado”, ha sentenciado Alfredo Barnechea como idea central de su campaña. Su propuesta: volver a lo que él denomina el “desarrollismo democrático de Belaunde”. El arquitecto es su referencia, su modelo a seguir, el personaje que invoca en cada una de sus presentaciones y la figura sobre cuyos hombros quiere él pararse para gobernar el Perú. Y, así, inspirado en las ideas del fundador del partido de la lampa, el hoy candidato por Acción Popular plantea una mayor presencia del Estado en la economía, mayor regulación del sector privado, reforzar las empresas estatales, aumentar el sueldo mínimo, la construcción de un millón de viviendas, medicinas subsidiadas por el gobierno, financiamiento público para becas de posgrado y el establecimiento de un estado de bienestar. Esa, la del arquitecto, es su receta.

No obstante, ¿es la vía que trazó Belaunde la que deberíamos aspirar a retomar los peruanos?

Pues dejemos que las cifras hablen. Entre 1980 y 1985 el país no creció nada. De hecho, el PBI se redujo ligeramente. De S/167.596 millones a S/167.219 millones. Un lustro completamente perdido.

Y no solo eso. Belaunde logró la inflación más alta de nuestra historia hasta ese momento, llegando al final de su gobierno a 163%. Además, no hay que dejar de notar que en ese gobierno la inversión privada se redujo casi a la mitad y las exportaciones cayeron casi en un 25%. Tampoco olvidemos que, pese a que supuestamente aplicaba un modelo industrializador como el que hoy promete Barnechea, la manufactura cayó 3 mil millones de soles. Por su lado, las empresas públicas no financieras –que tanto añora el hoy candidato presidencial de Acción Popular– en el agregado no tuvieron un solo año con los números en azul y multiplicaron por diez sus pérdidas. Y la deuda externa aumentó en 40%. Un completo desastre económico.

Si arruinar la economía de un país se hubiese sancionado con pena de cárcel, el arquitecto Belaunde habría recibido cadena perpetua.

No obstante, ese es el norte al que mira Barnechea. Esa es su visión de país. Casi como que García nos prometiese regresar al modelo económico de su primer gobierno.

Barnechea, finalmente, pasa por alto que el actual modelo económico que él desprecia nos ha permitido tener una economía casi del triple del tamaño de la que dejó Belaunde. Y ha logrado reducir la pobreza en 36 puntos porcentuales en una década, una hazaña nunca antes vista en nuestra historia y que ha sido calificada como un “milagro económico” en el extranjero. Todo esto, además, reduciendo la brecha de desigualdad, como muestran las cifras del INEI.

Ahora, por supuesto que hay que hacer reformas para retomar el enorme crecimiento que tuvimos hasta hace poco. Pero amarrarnos al tobillo la desquiciada visión económica belaundista solo serviría para hundirnos.

Barnechea tiene varias virtudes como político. Es articulado, es un demócrata, es liberal en lo social y no tiene una trayectoria empañada por la corrupción (lo cual ya es bastante en nuestra patria). Pero, lamentablemente, en lo económico adolece de una tremenda confusión de ideas. Y es que, si el Apra no hubiese desmadrado el país en los ochenta, probablemente el segundo gobierno de Belaunde –cuyo modelo ilusiona hoy a Barnechea– sería recordado como el peor en materia económica de nuestra historia.

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