Se acaba de publicar la última encuesta de CPI rural-urbana correspondiente a enero que, en realidad, mide el impacto de la campaña electoral de diciembre y la primera semana de enero. Objetivamente se puede decir que según las cifras de la encuestadora hay un gran perdedor, tanto por la cantidad de votos desaparecidos en sus activos como por la posición que ostentaba de challenger y que se ha esfumado de las expectativas según la medición.
PPK cae así del segundo al tercer lugar, perdiendo 4 puntos porcentuales de 17.6% a 13.1%. Sin duda, una situación muy difícil para su campaña teniendo en cuenta el impacto psicológico que estos resultados suelen producir en el electorado. Como Keiko Fujimori y Alan García no se han movido ni de sus puestos ni de sus porcentajes (que siguen siendo básicamente los mismos de la última encuesta), la debacle de PPK está en función de los 3 puntos que ha subido Acuña y de los 4 que ha logrado cosechar Julio Guzmán —candidatos que le disputan el mismo espacio—, además de la plétora de candidaturas que ha entrado en escena estas últimas semanas a "robar" los votos que encuentren al paso.
El asunto es muy simple: PPK carece de una estructura política orgánica y sólida como sí la tiene Acuña con su partido/universidad. Esa es su enorme desventaja frente a los que tienen un verdadero partido atrás (Keiko o Alan-Lourdes). Es la misma desventaja que tendrá Guzmán en el futuro para seguir ascendiendo, aunque en este momento la novedad ha sido clave para despegar.
La pregunta es y será entonces: ¿cómo gobernará el Perú un presidente sin partido? ¿Es esto posible?
De tal modo que, ha quedado demostrado que la candidatura más débil es la de PPK y que sus votos están esperando ver adónde vuelan.
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