El anti Alan lidera las encuestas


¿Por qué el antivoto de Alan García es tan alto, mayor que el de todos los candidatos (41% duplica el de Toledo y triplica el de Keiko), según revela la última encuesta de Datum? Sus allegados no lo entienden y se preguntan cómo así puede tener tamaño rechazo si durante su mandato el país mostró un crecimiento económico impresionante.

El suyo puede ser el caso más evidente de cómo los peruanos reprueban que un gobernante se dedique a administrar el statu quo, a gobernar en neutro y no emprenda las grandes reformas necesarias en el país. A ojos del ciudadano, los gobiernos de Toledo, García y Humala han sido mediocres, ineficaces y con poca capacidad de acción. Por ello han terminado con índices de aprobación paupérrimos.

Ya el Perú no admite gestiones anodinas, están en el límite de lo tolerable. Existe presión social a favor de una ola de reformas radicales, que enderece la nave democrática y la aleje del puerto del desastre social y político al que se acerca. Deben tomarse acciones urgentes y profundas en infinidad de temas e instancias: seguridad, educación, hospitales públicos, EsSalud, Poder Judicial, cárceles, combate a las mafias, lucha anticorrupción, etc. 

Luego de las reformas emprendidas en materia económica en la primera mitad de los 90, no se ha hecho casi nada. Toledo algunas cuantas, Humala por allí una que otra y García ni una sola.

El líder aprista ha sido, literalmente, ultraconservador: el 85 heredó un Estado inmenso y políticas populistas, simplemente lo conservó y agravó, no lo cambió un ápice. El 2006 heredó un Estado mercantilista y reducido, también lo conservó y pasivamente cosechó de la bonanza internacional. Ningún cambio estructural. Nada de nada. Por eso el país le pasa factura en esta elección.

Por Juan Carlos Tafur

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