¿Medios contra políticos?


Sobre las “primicias” anti propaganda contra los candidatos García y Fujimori

El ataque de algunos programas dominicales de la TV abierta a Alan García intentando vincularlo con el caso Oropeza es una de las expresiones más concentradas de la anti propaganda y del abandono de cualquier principio periodístico en la democracia pos-Fujimori. Hubo otros casos, es verdad. Pero resulta que Oropeza tiene un tío sanguíneo que se llama Alan y el “periodista de investigación”, ni corto ni perezoso, se lanzó con su “primicia”, con su “audio”.

De otro lado, la resurrección del trapo viejo de “las esterilizaciones forzadas” en contra del fujimorismo revela la desesperación del militante del anti voto que no encuentra la manera de cambiar el escenario electoral. Los jirones descoloridos de este tema han sido agitados en casi todas las campañas electorales pos Fujimori, sin embargo la “primicia periodística” salió “calientita del horno”. ¿Cómo se puede entender la conducta de algunos medios?

Desde los famosos vladivideos en el fujimorato, en el Perú surgió una de las medias más irreverentes e independientes de la región y, de una u otra manera, la continuidad democrática y la libertad en el Perú tiene que ver con ese activo. Pero el régimen nacionalista no solo nos trajo un deterioro institucional y económico impensados, sino que la existencia de un ramillete de diarios populares (llamados chichas), que nadie sabe cómo sobrevive y que se dedica a atacar a los enemigos de Palacio, nos hacen pensar que algo también ha comenzado a cambiar en la gran prensa.

Una de las características de los medios que desarrollan una feroz anti propaganda en contra de Alan García y Keiko Fujimori es que pasan por baño maría las denuncias de las supuestas agendas de Nadine Heredia.

¿Qué puede haber detrás de estas campañas de anti propaganda? Pueden existir diversos intereses, pero algunos están quemando sus naves periodísticas. Salirse del los cánones del periodismo y atacar a líderes que no caen pese a las pedradas es exponerse al cambio de canal. Tarde o temprano, esa misma racionalidad que hoy encumbra al llamado elenco estable (Keiko Fujimori, PPK y Alan García) terminará derribando raitings y preferencias. Y eso es mortal para cualquier periodista.

Es evidente que la pasión electoral tiende a convertir al periodista en un actor político. Sucede aquí y en cualquier sociedad abierta. Sin embargo eso generalmente sucede en los momentos límites de una definición electoral. ¿Las estrategias hacia la primera vuelta son situaciones extremas? Para algunos parece que sí. Lo que sorprende es que lo sea para algunos periodistas.

En algún momento el periodista en el Perú sintió que tenía los mismos fueros que el político. Quizá eso se explique por el derrumbe de los partidos y por el surgimiento del “analista político”. Sin embargo el triunfo de Luis Castañeda en las elecciones municipales pasadas y la humillación de la convergencia mediática en su contra revela que algo debe cambiar en las relaciones entre la media y el político.

Las campañas de anti propaganda y los intentos de demolición ya no pegan como antes a menos que haya indicios fundados, como sucede en el caso de las supuestas agendas de Nadine. Al parecer la ciudadanía ya entendió la diferencia entre una denuncia periodística y una simple campaña de anti propaganda.

Por: Víctor Andrés Ponce

Comentarios