Madre pide justicia para su hijo que quedo en estado vegetal en la FAP


A nuestra bandeja nos llego el desgarrador testimonio de una madre que sufre tras un grave problema que tuvo su hijo cuando era parte de la Fuerza Aérea del Perú (FAB) y que a continuacion damos a conocer esperando que los responsables de esta institucion castrense asuman su responsabilidad y ayuden a quien fue parte de ellos.

Mi nombre es Ana Castilla de Magallanes, y solo soy una madre, pero una de aquellas que a veces la vida le pone pruebas difíciles de afrontar, tan solo para saber hasta donde tenemos la fortaleza de llegar… he tocado tantas puertas que me siento cansada de caminar sola en esta batalla, de gritar y que nadie me escuche.

Esta es mi historia, y quiero compartirla una vez más, yo soy Ana la afortunada madre del mejor hijo del mundo el técnico de tercera JUAN CARLOS MAGALLANES CASTILLA, mi hijo lleno de vida entro a la FAP muy jovencito, con mucha ilusión y vocación, con el único sueño de servir al país que tanto ama.

Cuando él tenía 34 años, llegó destacado al Servicio del Comando conjunto de la fuerza aérea del Perú, (EX MINDEF), a los 5 días de estar ahí tuvo infernales dolores de cabeza y el 05 de marzo del 2012 lo llevaron desmayado al Hospital central de la fuerza aérea, cuando me dieron la noticia que estaba por emergencia, mi corazón de madre sabía que algo no estaba bien.

Una enfermera se me acerco y me puso la mano en el hombro y me dijo, señora tenga mucha fortaleza, su hijo es el que ha venido por un cuadro de aneurisma, yo solo soy una simple madre con estudios básicos, y para mi “aneurisma” era una palabra que no estaba en mi vocabulario, al pasar de las horas mi hijo se fue despertando y los médicos en una clara negligencia le dieron de alta, solo con una receta de keterolaco, (simples analgésicos) 

Así pasaron los días, exactamente 15 y nunca tuvo una mejoría, muy por el contrario, los dolores de cabeza eran más intensos, incluso la cara se le comenzó a torcer y las extremidades a doler muchísimo, pero el aun así, seguía yendo a trabajar, su vocación de servicio era más fuertes que sus males, sabía que tenía que cumplir con sus obligaciones, el 21 de ese mismo mes, volvió a entrar desmayado y por segunda vez lo dejaron ir porque su cita era para el 23 de marzo, desde ahí la historia de nuestras vidas cambiarían de manera irreparable para nosotros, mi hijo llego a su cita el día 23 de marzo y ya casi no podía ponerse de pie, nuevamente le harían una nueva tomografía pero esta vez más completa, sin embargo, ya no había nada más que hacer con él, la operación era solo para salvarle la vida, el aneurisma había reventado, él ya había caído inconsciente y quedo sumergido en un sueño tan profundo que ya nunca más nuestras vidas volvieron a ser las mismas, ni mucho menos él.

Es ahí cuando comenzaría mi odisea, pasaba con el día y noche, soy una mujer humilde renuncie a mi trabajo de empleada doméstica para dedicarme las 24 horas del día a su lado, comía muchas veces una sola vez al día, para que me pudiera alcanzar para mis pasajes, sentía la indiferencia fría y hostil de una institución que jamás velo por la salud de mi hijo, cuando despertó JUAN MAGALLANES, era un semi vegetal, algunos médicos ya no querían seguir gastando recursos en su recuperación, pero como usted bien sabe la palabra IMPOSIBLE para una madre no existe, así que a duras penas le daban 25 minutos de terapia de rehabilitación física algunas practicantes del aérea correspondiente, y en una de esas terapias a mi hijo se les caen de la manos de las propias terapistas, lo cual tiene como consecuencia que se fracturó la cadera y el hombro, y como Ud. comprenderá eso era una mala suma al cuadro dramático que ya tenía.



Padecí más de un año, pidiendo que por favor me compren pañales para mi hijo, mi economía no me permitía seguir asumiendo esos gastos, mi hijo JUAN MAGALLANES había servido desde muy jovencito a la FAP y sin embargo ellos le pagaban con este trato inhumano de su propia institución.

Cuando pedí zapatos especiales para que la terapia no cesara, solo recibí más desdén y crueldad, ellos me decía que la institución no tenía recursos y que no era beneficencia pública para hacer esos gastos.

Así pasaron los días, meses y años, para ser exacta tres años y tres meses, y un buen día me dicen que mi hijo estará de alta dentro de muy poco, que me lo tenía que llevar a mi casa, una casa que no tenía, porque yo vivo en la villa militar de la FAP que para completar todos mis males ya me había llegado una resolución, notificándome que debía desocupar la vivienda porque a mi hijo el técnico Magallanes su baja sería inminente, sin embargo ellos pretenden desecharlo como un paquete que ya no sirve y que va directo a la basura, ellos pretenden darle de baja sin beneficios, como si lo ocurrido no hubiera sido negligencia de ellos, y más aún como si no hubiera estado en servicio trabajando, cuando ocurrieron los hechos…

Yo me canse de recibir portazos en la cara, de recibir solo respuestas negativas como quien pide una migaja de pan para alguien muerto de hambre por piedad, yo sé, que mi hijo tiene derechos, yo como madre batallaré hasta el último día que me quede de vida, las madres no nos rendimos y acá estoy volviendo a tocar puertas en las que quizá no tengan respuesta, pero aun así yo necesito hacerlo, por él, por mí y por mi familia seguir tocándolas, estoy segura que alguien me tiene que escuchar, yo entregué a la institución un hijo sano y con sueños, y ellos me entregaron un hijo que toda su vida cargará la culpa de una negligencia médica.

Para terminar con mi historia yo pedí el informe médico de mi hijo en reiteradas veces, y solo ellos me entregan dicho informe, desde la fecha 28 de marzo 2012, cuando fue operado, como quien quisiera borrar las huellas de la negligencia que cometieron con él, pero gracias a Dios yo guarde todas las recetas y las constancias que mi hijo se atendió el 05 de marzo 2012, donde todo lo que le ocurrió pudo haber sido reversible con un buen manejo de las personas que lo atendieron.

Se han cometido muchas injusticias con mi hijo y conmigo, para ellos es solo un técnico más, que tuvo la mala fortuna de caer en las manos equivocadas, quizá hubiera preferido que en las múltiples veces que arriesgo su vida por su país, me lo entreguen mal herido, al menos mi corazón y consciencia hubiera tenido paz, porque para él su país era lo más importante, pero ver a mi hijo en esta situación me llena de dolor y de impotencia.

Mi hijo creía en la justicia y en la igualdad para todos, luchaba y arriesgaba todo los días de su vida, por esos ideales, yo aprendí a sumarme a sus sueños, y si lo seguir desde antes, como voy abandonarlo ahora, para mi es imposible no seguir luchando por él.

Esta es mi historia, una historia que aún no sé si tendrá final feliz, aunque para decir la verdad yo estoy a punto de perder la fe en las personas, pero sin embargo mi fe ante Dios sigue intacta.

Paciente: Juan Carlos Magallanes Castilla, internado desde el 28 de marzo del 2012, Hospital Central de la FAP, Área de Neurocirugía, Piso 3, cama 304.

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