Agua que nos has de beber,cuídala que no la vas a ver

Como integrante del Instituto Tierra y Mar (ITM), tuve la oportunidad de participar en los estudios y promoción del tema agua y el medio ambiente, entre los años 1994 - 2006.

Fue un proceso interinstitucional donde se compartieron y amalgamaron experiencias tanto de promoción social como empresariales y experiencias científicas de los sectores pesquero, agropecuario, poblacional e incluso eclesial.

El hecho es que de este proceso logramos entender que el llamado “problema del agua” no era tal; en tanto las soluciones estaban identificadas, su importancia como problema o limitación determinante para el desarrollo sostenible de nuestro territorio estaba interrelacionado al recurso suelo. El tema agua suelo cada día adquirían mayor relevancia en su relación con el ordenamiento territorial y educación. Particularmente el tema poblacional - con un despoblamiento del campo paralelo al “crecimiento” desordenado de las urbes - querámoslo o no, está relacionado al tema agua - suelo en nuestro ámbito territorial; y se complica mucho más con nuestras incapacidades para superar la contaminación virtual y el deterioro de nuestros procesos educativos, que van más allá de los niveles de escolaridad.

En este contexto encontramos que se habla y se escribe cada vez más sobre el problema del agua compartiéndose análisis y soluciones bastante limitadas y/o superficiales, que por un lado, facilitan el fortalecimiento de actitudes pesimistas, de resignación; y por otro lado, fortalecen alternativas aparentemente eficientes y beneficiosas para nuestro desarrollo provincial o regional.

Hoy, aunque les parezca extraño, considero que el “problema no es el agua, el problema somos nosotros”. El recurso no es escaso, el conocimiento, economía y tecnología apropiada existen; la decisión política para la gestión y manejo del agua es el tema por trabajar. Recuerdo que hace dos procesos electorales anteriores, de los doce candidatos provinciales solo tres tenían propuestas más o menos elaboradas. Y hoy, si revisamos las propuestas o planes de gobierno de la mayoría de los candidatos provinciales y regionales, encontramos ausencias y generalidades lamentables… Como decía Nicolás Yerovi en su revista satírica Monos y Monadas …. “así es mi tía, que le vamos hacer”. Esa es nuestra realidad. Señalar que solucionaremos el problema de escases de agua con mayores represas, con cosecha de agua, con servicios básicos de agua potable, que no dejaran que el agua se pierda en el mar, etc, etc; es por decir lo menos, tener una visión técnica parcial de la realidad.

De la misma manera, otros sectores de la sociedad, con discursos más elaborados, nos indican que para solucionar el problema de la escasez y/o falta de calidad de agua, las medidas deben tener enfoques de cuenca, marino costero, de sostenibilidad, de institucionalidad, etc. etc. Aportan en lo metodológico, pero nuevamente se enfocan en la parcial; priorizan sus particularidades y/o intereses.

Otro elemento por considerar es el específicamente ambiental. Se visualiza el recurso agua, sin su complemento natural, su par ordenado: el suelo. Es más, se considera el agua continental sin incluir el agua de mar, que forman parte del ciclo hidrológico y no puede dejarse de lado para poder entender y manejar el recurso agua.

Es más, se analiza el recurso agua en sus componentes cantidad / escasez, y usualmente la calidad / contaminación del agua; pero se desconoce (o esconde) su tercer componente: oportunidad / momento de uso – aprovechamiento. Si su manejo es limitado y harto deficiente, pues su gestión – que incluye este trio, (cantidad, calidad, oportunidad), mas su valor social cultural (hasta diría histórico), económico e institucional / poder – es bien limitada. Peor aún, si nuestro análisis se limita al ámbito territorial provincial y no al de cuenca.

El cómo amalgamar, cómo concertar todos estos múltiples intereses (poblacionales, agrarios, mineros, industriales, energéticos, turísticos, ambientales, etc.) e integrar sus particularidades, es uno de los componentes centrales del problema de decisión política en la complejidad de la solución del tema agua; quizás el más complicado.

Dejaré para otra oportunidad el tema de ordenamiento territorial, gestión de riesgos y la educación ambiental en relación al recurso hídrico. Ahora quisiera puntualizar la importancia de la veracidad y calidad de la información en cuanto al uso / aprovechamiento del recurso hídrico para un manejo y gestión adecuada. El conocimiento del recurso agua-suelo, nos obliga a contar con información actualizada y veraz. Y esa no es precisamente nuestra realidad.

Por ello, permítanme compartirles un pequeño desafío. Asegurémonos que la información sobre la eficiencia del aprovechamiento del agua poblacional y agropecuaria sea lo más verídica y actualizada posible, para tener indicadores cuantitativos confiables. Consigamos que por lo menos se analicen los valores del pH y bacterias de origen fecal a lo largo del río Huaura, como indicadores de calidad del agua. Veamos cuales son los volúmenes otorgados en las licencias de uso para las hidroeléctricas y denuncios mineros y agropecuarios existentes en la cuenca del Huaura , actualicemos los porcentajes de deglaciación de nuestros nevados y capacidad de almacenamiento de agua en la cuenca del Huaura. Así tendríamos una visión inicial más realista de la situación ambiental del recurso agua – suelo en nuestro territorio.

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