“Tránsfuga y Desleal”


Sobre el comunicado virulento de la izquierda contra el presidente Humala

El 5 de enero, Raúl Vargas entrevistó en RPP al presidente Ollanta Humala. Fue un “balance del 2014”. Humala, señaló, entre otras cosas, que el pobre crecimiento económico se debía a “causas externas”. También dijo que se promueve el plan de diversificación productiva para no “depender de los precios de los minerales”, y que su gobierno está empeñado en construir la infraestructura necesaria para lograr la inclusión social. Entre su balance fantasioso de un gobierno incompetente, dijo además que Martín Belaúnde Lossio, el amigo que pagaba las consultorías más extrañas a Nadine Heredia, no tiene la protección del gobierno. Dijo, también que los congresistas y ex colaboradores que renunciaron a la bancada nacionalistas eran “tránsfugas y traidores”, que él los llevó al parlamento y que a muchos de ellos, izquierdistas anquilosados, les dio trabajo y reconocimiento político, a pesar de que no significaban nada electoralmente.

El colectivo izquierdista Ciudadanos por el Cambio respondió la “injuria” presidencial calificando de “traidor y desleal” a Ollanta Humala por haber abandonado el programa chavista La gran transformación, y haberse entregado a la “Hoja de ruta” del neoliberalismo tecnocrático. El ex jefe del Consejo de Ministros Salomón Lerner, los ex asesores Sinesio Lopez, Carlos Tapia y Manuel Dammert (el congresista del balón de gas a 12 soles); y los embajadores Nicolás Lynch y Aida García Naranjo (quien no renunció a pesar del desafuero parlamentario de Javier Diez Canseco con el apoyo del nacionalismo) se muestran así como personas consecuentes con las tesis estatistas de la “gran transformación”.

El objeto evidente de su virulento comunicado busca romper su alianza tácita con Humala y acomodarse para las elecciones del 2016. Moviéndose en lo más tradicional de la política criolla, la izquierda multifacética ha perdido el rumbo. Se mueve entre el oportunismo electoral y en la búsqueda de empleo estatal. Se ha vuelto “pragmática” tras la caída del muro de Berlín. Ciudadanos por el cambio está buscando ahora un nuevo “caudillo” que los lleve al Poder. Podría ser Martín Belaunde Lossio, que afirma ser de “izquierda y que por eso la derecha y el gobierno” lo persiguen.

El 2006 y el 20111 esa izquierda no tuvo dudas para apoyar al “capitán Carlos”, acusado entonces, por Susana Villarán y las ONG zurdas de derechos humanos, de crímenes terribles. Y después no tuvo escrúpulos de cobijarse bajo el nacionalismo ramplón, olvidándose del internacionalismo proletario. Tampoco tuvo remilgos en clamar “Ollanta Presidente por Honesto y por valiente”. Creían que era la reencarnación ideológica de “revolucionario” Velasco Alvarado, a quien apoyaron y combatieron dependiendo en que capilla izquierdista militaban.

La izquierda no sabe a dónde va. Alucina que conduce el movimiento social. Mentira. Participan los cuadros de Patria Roja, pero no conducen ningún movimiento social. Tampoco conducen la masiva movilización juvenil que tiene diversas expresiones territoriales. Están equivocados si creen que existe un voto étnico. Esa es una ilusión que viene de Bolivia. Tienen el mismo espíritu de la CONFIEP (piensan sólo en los dividendos). Jamás entendieron la diversidad cultural del País.

La desastrosa gestión de Susana Villarán es un duro golpe a la izquierda como comunidad política (en todas sus versiones). La demagogia y el “socialismo del siglo XXI” son estatismo, escasez y dictadura, que el Perú rechaza. El pueblo quiere agua potable y desagüe, hospitales, educación, seguridad, trabajo, no programas sociales mendicantes. Los campesinos andinos quieren ser propietarios de sus parcelas y empresarios exportadores de granos andinos al mundo. La realidad es el sepulturero de la izquierda y de todas las organizaciones que no sean autocríticas.

Por Tino Santander

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