LA COLUMNA DE ALDO MIYASHIRO: NOS DUELE EDITA

No sé cómo decirle a mi empleada que murió Edita Guerrero... no quiero que me pida un aumento. @techupolateta.

No sé cómo decirte que ha muerto una mujer que salía a trabajar por los suyos. Una madre que ha dejado dos hijos sin consuelo. Una artista que supo lo que era emocionar a más de cuarenta mil personas. Una hembra preciosa y serrana a mucha honra. No sé cómo decirte que no puedes burlarte del dolor de una familia ni puedes patear la pena del pueblo.

En la red social te haces llamar Marc Andrews Ferrari, te defines como ateo, amante de la música, guitarrista de aire, baterista de pupitre y cantante de ducha. Eres en esencia un músico como Edita, sin éxito, claro. Quiero creer que toda la mierda que hoy esparces sabrás limpiarla cuando alguien te preste atención, te diga que la rompes, te haga cariñito.

Me atrevo a apostar que en tus venas corre la misma sangre que Edita calentaba mientras miraba desafiante a la masa que coreaba cada palabra escondida en su corazón serrano. No sé cómo decirte que en otro país lo que has hecho sería un delito. No sé cómo decirte que te has portado como un pobre diablo.

Yo me imagino como chuparan hoy día por el "luto" de la cantante de #CorazonSerrano. Cholos alcohólicos vuelvan a su tierra. @chelsletts

Alguien menos prudente podría decir como una Letts se atreve a mandar a su tierra a los que son dueños de esa tierra. No voy a hacer eso. Voy a decirte que alguna vez cruzamos tuits y terminé leyendo a una chica capaz de emocionarse con un saludo por tele.

Nuestro país Chelsea ha permitido que nuestros ancestros vengan escapando de la guerra y el sudor de cada uno salvó a sus familias. Sobrevivieron. Y por eso estamos aquí: porque los peruanos, a los que insultas, a los que quieres mandar a su tierra, fueron generosos con los Letts, con los Miyashiro. En un gesto de paz los dejaron comer, los dejaron crecer, nos dejaron nacer.

Has tenido –calculo– una educación privilegiada. Has comido todos los días y tres veces. Nunca te faltó nada. Que no te falte grandeza para pedir disculpas. Y si alguien levanta el vaso para brindar por Edita, deja que su pena se convierta en plegaria y llegue hasta su tierra, un lejano país al que le dicen cielo. El cielo serrano que ya te debe haber perdonado.

Fuente: LaRepublica.pe

Comentarios