La incesante lluvia dificulta este martes los trabajos de los equipos de rescate de Indonesia que registran el litoral del estrecho de Sonda azotado el pasado sábado por un tsunami, cuyo último balance de víctimas aumentó y hay al menos 429 muertos y 154 desaparecidos.
El vocero de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres (BNPB), Sutopo Purwo Nugroho, dijo en rueda de prensa que también se registran más de 1.500 heridos.
La violenta erupción del volcán Anak Krakatau, a unos 50 kilómetros mar adentro desde la playa Carita, provocó la noche del sábado un corrimiento de tierra que creó olas de entre 2 o 3 metros de altura y que tardaron 25 minutos en llegar a la costa.
El tsunami sorprendió a muchos visitantes en las playas de este enclave promocionado como destino turístico por el Gobierno.
Más de 16.000 personas han sido trasladadas a campamentos temporales en lugares elevados ante la amenaza de que una nueva explosión del volcán provoque un segundo maremoto.
Un panorama desolador con rescates caóticos
El “hijo” del legendario Krakatoa provocó una nueva tragedia en Indonesia
En la población de Labuhan, centenares de personas se agolpan sobre el suelo en esterillas colocadas en uno de los edificios habilitados como centro para desplazados.
“La ola me tiró de la moto. Aún no sé muy bien como escapé, pero salí corriendo para avisar a mi mujer, coger en los brazos a nuestro bebé y alejarnos de la costa hacia un lugar elevado”, recordó Egy, de 24 años y conductor de profesión.
“No nos queda nada. Hemos perdido todo”, le secundó con un lamento su mujer, Anisa, quien asegura sentirse “agradecida” por sobrevivir, pero triste por su incierto futuro.
Las autoridades, que en un principio confundieron el tsunami con una fuerte marea, señalan que el país no cuenta con sistemas de alerta de tsunamis provocados por un volcán.
Además, admiten que las boyas colocadas para detectar una repentina subida de las olas no funcionan desde 2012 por culpa del vandalismo, la falta de mantenimiento y de fondos.
Anillo de Fuego del Pacífico
Indonesia se asienta sobre el “Anillo de Fuego del Pacífico“, una zona de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida cada año por unos 7.000 temblores, la mayoría moderados.
Entre los pasados julio y agosto, varios seísmos causaron 564 muertos en la isla de Lombok, cercana a Bali, mientras que un terremoto seguido de un tsunami provocó más de 2.000 víctimas mortales en la isla de Célebes en septiembre.
Las autoridades, que en un principio confundieron el tsunami con una fuerte marea, señalan que el país no cuenta con sistemas de alerta de tsunamis provocados por un volcán.
Además, admiten que las boyas colocadas para detectar una repentina subida de las olas no funcionan desde 2012 por culpa del vandalismo, la falta de mantenimiento y de fondos.
Indonesia se asienta sobre el “Anillo de Fuego del Pacífico“, una zona de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida cada año por unos 7.000 temblores, la mayoría moderados.
Entre los pasados julio y agosto, varios seísmos causaron 564 muertos en la isla de Lombok, cercana a Bali, mientras que un terremoto seguido de un tsunami provocó más de 2.000 víctimas mortales en la isla de Célebes en septiembre.
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