Los áulicos aplauden como focas la “estratégica” decisión de Pedro P. Kuczynski de “tomar la iniciativa” en La Oroya, dejando así –supuestamente– al fujimorismo en offside. Tan “estratégica” fue la bravata de PPK en La Oroya que se desdijo de ella al día siguiente. No solo eso: algún genio ya había puesto en agenda al grupo No-a-Keiko y, para tranquilidad de todos, supieron cancelarla a tiempo. Pero, para los áulicos, “la línea estratégica” está bastante clara.
Que PPK haya llegado al poder gracias al apoyo de la coalición antifujimorista es una cosa; que pretenda gobernar siguiendo los consejos de sus más conspicuos representantes debería ser otra. El antifujimorista es, por vocación, un agente de confrontación. Como todo cruzado, su encomendación es sin límites, sin responsabilidades, sin atenuantes. No interesan los costos, la realidad, menos aun las externalidades. Lo que ellos quieren es ver al fujimorismo pisoteado, disminuido, vejado. Como dice el dicho: para un martillo, todos son clavos.
Ahora, los áulicos son libres de proponer y entender la realidad como les parezca. Pero para PPK –y el gobierno entrante– su mandato es llevar el curso del país por los próximos 5 años. Qué hace el fujimorismo no es el problema central, pero la gobernabilidad pasa en parte por sus decisiones. Ojo, “en parte”. Y esa parte, guste o no a los áulicos, no es menor.
Por otro lado, los áulicos bramaron cuando ganaron en el 2011, apoyaron con sus geniales ideas al gobierno saliente (siguen muchos de ellos colaborando hasta el día de hoy), y miren cómo han terminado. Los de Palacio, digo. Los áulicos son camaleónicos y maleables, así que saltar a otro bote y ganarse ahí los frijoles no es un problema para ellos.
PPK tiene una enorme responsabilidad por delante. Las oportunidades y amenazas no son menores; por ello, lo último que necesita es hacerles caso a estos fanáticos que solo encuentran satisfacción en la derrota humillante del fujimorismo. El país está por delante, presidente Kuczynski. Piense en los peruanos (en todos los peruanos) primero.
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