A través del libro "Marilyn Monroe: A case for Murder", los periodistas Richard Buskin y Jay Margolis develan el misterio sobre la muerte de uno de los mayores íconos hollywoodenses y su vínculo con los hermanos John y Robert Kennedy.
Así, tras la intriga instalada durante los últimos cincuenta años, finalmente el libro logra echar luz a la muerte de la actriz y modelo Marilyn Monroe, quizá una de las más bellas y polémicas mujeres del último siglo, vinculada a lo largo de su carrera con los más encumbrados hombres del poder estadounidense.
En contra de la versión oficial, y a mano con las múltiples teorías conspirativas que merodearon la muerte de Marilyn Monroe, los periodistas descartan una sobredosis de barbitúricos como causa del deceso. En cambio, señalan que fue asesinada por orden de Robert Kennedy, hermano del por entonces presidente norteamericano John F. Kennedy.
Según la investigación periodística, “Bobby” ordenó el asesinato poco tiempo después de que la actriz amenazara con organizar una conferencia de prensa para revelar al mundo el romance que mantenía al mismo tiempo con él y su hermano presidente. Temeroso por su propia carrera política, la de su hermano y la reputación de la familia Kennedy, Robert decidió evitar esa conferencia de prensa a cualquier costo.
"Bobby, con la ayuda de su cuñado, el actor Peter Lawford, ordenó al psiquiatra de Marilyn, Ralph Greenson, administrarle una inyección letal antes de orquestar un plan para hacer creer que había sido un suicidio", explica el periodista Buskin. Según narra el libro, los propios miembros del Servicio de Urgencias de Los Ángeles, en actividad por aquel entonces, denunciaron que Marilyn Monroe tenía una costilla rota, lo que los investigadores adjudican a la impericia del médico psiquiatra, que no supo administrar correctamente la inyección letal.
El amorío entre Marilyn Monroe y Robert Kennedy habría surgido a raíz del contacto que entablaron cuando éste intercedió personalmente para terminar con el acoso telefónico que la rubia de los diamantes propinaba sistemáticamente a su hermano, el presidente John F. Kennedy. Desde entonces, la misma obsesión que había demostrado por el mayor de los Kennedy se trasladó a su hermano y fiscal general de la nación.
El asesinato sucedió en la residencia que Marilyn Monroe tenía en Los Ángeles, después de que la actriz intentara acuchillar al funcionario durante un ataque de histeria. El libro destaca lo curioso de que ningunas de las maniobras ejecutadas en el departamento, así como la mala praxis en la escena del crimen, hayan sido registradas por la investigación oficial. A propósito de ello, los periodistas recogen el testimonio de quien fuera ama de llaves de Marilyn en 1985, cuando -sin saber que era grabada- admitió que la diva estaba aún con vida al momento de la llegada del servicio de emergencias.
Así, tras la intriga instalada durante los últimos cincuenta años, finalmente el libro logra echar luz a la muerte de la actriz y modelo Marilyn Monroe, quizá una de las más bellas y polémicas mujeres del último siglo, vinculada a lo largo de su carrera con los más encumbrados hombres del poder estadounidense.
En contra de la versión oficial, y a mano con las múltiples teorías conspirativas que merodearon la muerte de Marilyn Monroe, los periodistas descartan una sobredosis de barbitúricos como causa del deceso. En cambio, señalan que fue asesinada por orden de Robert Kennedy, hermano del por entonces presidente norteamericano John F. Kennedy.
Según la investigación periodística, “Bobby” ordenó el asesinato poco tiempo después de que la actriz amenazara con organizar una conferencia de prensa para revelar al mundo el romance que mantenía al mismo tiempo con él y su hermano presidente. Temeroso por su propia carrera política, la de su hermano y la reputación de la familia Kennedy, Robert decidió evitar esa conferencia de prensa a cualquier costo.
"Bobby, con la ayuda de su cuñado, el actor Peter Lawford, ordenó al psiquiatra de Marilyn, Ralph Greenson, administrarle una inyección letal antes de orquestar un plan para hacer creer que había sido un suicidio", explica el periodista Buskin. Según narra el libro, los propios miembros del Servicio de Urgencias de Los Ángeles, en actividad por aquel entonces, denunciaron que Marilyn Monroe tenía una costilla rota, lo que los investigadores adjudican a la impericia del médico psiquiatra, que no supo administrar correctamente la inyección letal.
El amorío entre Marilyn Monroe y Robert Kennedy habría surgido a raíz del contacto que entablaron cuando éste intercedió personalmente para terminar con el acoso telefónico que la rubia de los diamantes propinaba sistemáticamente a su hermano, el presidente John F. Kennedy. Desde entonces, la misma obsesión que había demostrado por el mayor de los Kennedy se trasladó a su hermano y fiscal general de la nación.
El asesinato sucedió en la residencia que Marilyn Monroe tenía en Los Ángeles, después de que la actriz intentara acuchillar al funcionario durante un ataque de histeria. El libro destaca lo curioso de que ningunas de las maniobras ejecutadas en el departamento, así como la mala praxis en la escena del crimen, hayan sido registradas por la investigación oficial. A propósito de ello, los periodistas recogen el testimonio de quien fuera ama de llaves de Marilyn en 1985, cuando -sin saber que era grabada- admitió que la diva estaba aún con vida al momento de la llegada del servicio de emergencias.
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