El mercado que no se podía ir.

El viejo mercado de abastos central y modelo, languidece a algo más de 100 años de su existencia sus viejos maderos se carcomen corroídos por el tiempo y el nulo mantenimiento que reciben, en su interior los puestos que albergan a cientos de comerciantes también se caen a pedazos, se dice que fue hecho para personas pobres que no tenían trabajo en sus inicios o sea hace 100 años atrás, sin embargo desde que tengo uso de razón siempre ingresos de dinero.
La gente que labora ahí, dedica el integro de su tiempo a cuidar su negocio como medio de vida para hacer de sus hijos profesionales y darles el futuro “que ellos no pudieron tener”, frase cliché que escuche , de parte de muchas señoras dedicadas casi las 24 horas del día a estar a pie firme en sus negocios y lo afirmo por que por muchos años de mi vida estuve muy cerca de la gente que vendía , porque yo también fui un vendedor al igual que ellos y que por un giro del destino termine escribiendo estas líneas.

Por muchos años de mi vida pude ser testigo de la rutina cotidiana de ser un vendedor en el mercado aunque valgan verdades ni siquiera lo fui directamente pues yo, ayudaba a mi abuelo que tenía un puesto ahí, posteriormente termine vendiendo “casettes” en su frontis y claro como ambulante, decisión que tome en lugar de ir a la universidad, en una época en que el shock de Fujimori y Hurtado Miller ponía de patitas en la calle a los más reputados profesionales y la universidad era un bastión de ideales subversivos que me atraían pero que no tenía el valor de llevarlos a la práctica, como sí lo hicieron muchos de mi generación.

Por más de 10 años estuve ahí y puedo decir que muy pocas cosas han cambiado , las carnes del camal siguen dejándose en la entrada y los roedores que abundan le dan su respectivo mordisco, el pollo y los vegetales no se salvan de la insalubridad e inmundicia pues son dejados sobre un piso muy cercano a la basura o los orines ,la madrugada y sus habitantes son únicos testigos de esta debacle , recuerdo que en la década del 90 el carro compactador pasaba en las tardes y cada que compactaba en el camino chorreaba las vísceras del pescado y otros desperdicios dejando un olor nauseabundo y pestilente en su recorrido.

Estamos en el 2013 y todo sigue igual lo único que ha cambiado es que ahora los dueños son los propietarios de sus puestos, hasta su dirigente el ya casi eterno Juan Caldas Bermúdez sigue siendo el mismo ya que por cierto nunca tuvo la culpa de ser casi vitalicio , recuerdo muchas elecciones en que nadie quería ser dirigente, expresiones como “es una pérdida de tiempo” “tengo que ver mi negocio” , “ahí no gano nada” las escuche muchas veces y me decía bueno es un lenguaje propio de un comerciante, por eso me sorprende que hoy que ya son socios quieran un nuevo dirigente y según se ha dado a conocer a través de los medios se ha creado una nueva asociación paralela a la ya existente.

Es por eso que veo con mucha pena que a raíz de las desavenencias motivadas por intereses mezquinos se le está condenando al viejo mercado a seguir subsistiendo en un estado deplorable en la suciedad y el desorden y por consiguiente afectando indirectamente la salud de la población que acude a comprar a este mercado.

El origen del problema

Un pequeño grupo de comerciantes han hecho hasta lo imposible por traerse abajo la asociación bajo el argumento de los títulos de propiedad que no le son entregados a los comerciantes, lo cual todos sabemos qué asociación es una persona jurídica y por tanto no se aplica la figura legal que ellos reclaman, si se les diera el título a cada propietario dejarían de ser asociación para convertirse en algo parecido a lo que es el actual Mercado Centenario, también viejo, vetusto e insalubre.

Hoy muchos de los viejos comerciantes ahora socios han alquilado sus puestos les pareció bueno invertir en comprar el mercado a un buen precio , pero se niegan a modernizarlo como se comprometieron y quieren seguir los pasos de su hermano menor el mercado Centenario que sobrevive en las actuales condiciones, el pretexto es que dicen que no podrían pagar una hipoteca y menos hacer un trance comercial con alguna entidad financiera para la construcción y modernización de dicho centro de abastos, pero observando a los que más reclaman descubrí algo extraño vi que la mayoría de estos comerciantes habían tenido la visión de construir sus puestos con material noble para darle cache por encima de sus competidores, entonces conociéndoles como los conocí es claro adivinar la verdadera causa de tanto pataleo .

Para cualquiera que alguna vez haya vendido en un mercado o centro comercial es sabido que siempre se vive en eterna competencia con el vecino que vende el mismo producto que tú, hay muchos casos extremos donde estas rencillas se convierten en peleas a muerte por vender más, es así que la angurria, la envidia y el odio que se llegan a agarrar entre competidores es por el simple hecho de que le quito un cliente. Con esta equivocada manera de pensar es entendible el miedo de los que invirtieron hace algunos años atrás en remodelar sus puestos hoy vean que se les cae el mundo al saber que el proyecto de modernización de este mercado requiere la demolición completa del área que ocupan para construir un moderno centro de abastos a la altura de los “Mall” que se propagan por nuestro país.

“Son este pequeño grupo de comerciantes que está dividiendo en busca de retroceder lo avanzado” escuchaba a Juan Caldas declarar en una radio local y es claro que es así, los cuestionamientos a su dirigencia son totalmente extemporáneos en su reclamo y descabellados , pues en primer lugar si se empieza a lotizar para darle los tan reclamados títulos de propiedad a cada uno, jamás podrán construir, ya que si no es en bloque ninguna entidad financiera construirá es ilógico pensar que lo pueden hacer por partes, otro punto es que no todos los comerciantes desean ver a su competidor en un puesto o stand a su nivel pues sería más dura la competencia. Es imposible que digan que no podrán pagar pues como comerciantes saben que las ventas les producen dinero y no pueden a venir a hacerse los pobrecitos, pues con el dinero ganado muchos de estos que hoy reclaman se construyeron puestos y se hicieron de otros vía traspaso  de los infortunados que dejaron de vender en este mercado por que les fue mal..

No importa si es Caldas Bermudez o "Perico de los Palotes" el que ejecute la reforma que cambiaría la desvencijada arquitectura de nuestro centro de abastos lo que importa es que se haga ya y no se boicotee lo planificado. Lo que la gente deseamos es tener un mercado nuevo, limpio y seguro que nos brinde un servicio de acuerdo a los estándares de calidad que rigen el comercio actual  y por supuesto seguir comprándole a nuestros “caseritos” de siempre. Dejar de lado las envidias, diferencias y mezquindades conducta muy peruana que por siglos nos ha sumido en el atraso como país, ahora más que nunca Huacho y sus habitantes merece un mercado de calidad y ojala la única visión que prevalezca entre los comerciantes sea la de crecer juntos al ritmo de los nuevos tiempos que vivimos.


Comentarios