Para algunos sectores de la izquierda peruana, la imagen representa una "glorificación del autoritarismo". Pero lo que realmente refleja es una parte esencial de nuestra historia: la exitosa Operación Chavín de Huántar, en la que comandos de élite del Ejército rescataron a 72 rehenes del MRTA en abril de 1997.En los últimos días, una fotografía del periodista Francisco de Piérola bajando por la emblemática escalera de la residencia del embajador japonés ha reavivado un viejo debate nacional: ¿memoria histórica o provocación política?

El MRTA no fue una organización social, fue un grupo terrorista, armado, secuestrador y responsable de crímenes atroces.
La operación fue reconocida mundialmente por su precisión y eficacia. Casi la totalidad de los rehenes fue liberada durante el asalto.
A pesar de las denuncias, nunca se ha podido probar judicialmente que hubo ejecuciones extrajudiciales. No hay condenas, no hay veredictos firmes.


Y pretender manchar su legado sin evidencias es, cuando menos, irresponsable.
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