Las disculpas de Greenpeace: El ecologismo radical y los daños que ocasiona en perjuicio de la humanidad


“Esto no es lo que somos, ni es lo que representamos”, con estas palabras, el actual jefe de la organización ecologista radical Greenpeace, Kumi Naidoo, ha concluido sus disculpas al Perú, por los daños ocasionados por sus activistas en Nazca.

Bueno, personalmente ¡no le creo nada! Primero, si realmente Naidoo aplicase lo que supuestamente piensa, no hubiera venido aquí en avión. Obvio, si bien el avión es malo cuando los demás lo utilizan, parece que para los miembros de Greenpace, en efecto, es muy justificable, al menos si tienen que ir a ver a la esposa e hijitos…

Segundo, un gesto de arrepentimiento hubiera sido tal vez no seguir usando las imágenes del crimen para hacer proselitismo. Basta ir a ver la cuenta Facebook peruana de estos ecostafadores para darse cuenta que de remordimiento, sea por el uso indebido de sitios arqueológicos en Cusco o por los daños en Nazca, ¡no tienen nada!

No olvidemos que Gr€€np€ac€ es una asociación de lucro sin fin, que vive entre otros de las donaciones que piden sus miembros… Y para tener donaciones, sea cual sea el precio, ¡hay que vender imágenes! Por los que dudaban o pensaban hacer uso indebido de su tarjeta de crédito, recuerden que no se trata de financiar una campaña a favor del medio ambiente sino de cubrir una pérdida millonaria de la asociación. Bonita ironía ver a estos ambientalistas radicales que quieren “cambiar el sistema no el clima”, jugar – y perder – precisamente en el sistema ¡especulando sobre la debilidad de una moneda!

No intentaré buscar excusas, pero es obvio que lo que ocurrió en Nazca no hubiera pasado si no se hubiera realizado la COP (el Circo Organizado por los Partidarios) en Perú (país que no tiene ninguna responsabilidad en el supuesto cambio climático), en el mismo año en que el hielo polar alcanza una superficie máxima desde 1988 y sabiendo que las temperaturas no han aumentado desde hace más de 18 años. Además de tener un legítimo cuestionamiento sobre los objetivos perseguidos por los organizadores de aquel fútil evento, también se puede cuestionar la falta de organización o al menos de control sobre los grupúsculos extremistas presentes.

Porque lo que ocurrió en Nazca no es el fruto del azar, no es un accidente desafortunado, sino la parte visible de una maquinaria propagandista de odio hacia la humanidad, su patrimonio, la propiedad privada, el progreso, la tecnología y tantos valores que espero compartir con varios lectores.

Tenemos que saber que no es primera vez que, de acuerdo con su ideología, Greenpeace atenta contra la propiedad privada, cuando no se trata solamente de extorsionar empresas que no siguen sus preceptos. Tenemos que entender también que para estos adoradores de Gaïa, la humanidad no vale mucho cuando se trata de su ideología.

Si bien en Perú se ha podido ver los daños contra el patrimonio cultural de la humanidad que pueden generar los “sandias” (verdes por fuera, rojos por dentro), tengo que informarles que esto resulta ser, si me permiten, un mal menor, vistos los constantes ataques contra la misma humanidad y su desarrollo.

De hecho, una cosa de la cual no se escuchó hablar mucho acá son las campañas de genocidio que organiza Greenpeace al impedir la difusión del arroz dorado, campañas que le costarían la vida o la vista a ¡dos millones de niños al año! ¿Será por simple oposición ideológica a las multinacionales y a los OGM, o por no cobrar parte del beneficio mediante sus propias ventas, ya que el arroz dorado está libre de patente?


Por Vincent Dumortier

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