La decisión de EEUU de restablecer relaciones con Cuba y su posible efecto en la región

Definitivamente no comparto el optimismo respecto a los probables efectos de la normalización de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba. La Guerra Fría no acabó con la caída de la URSS ni acabará con esta medida. Simplemente han cambiado y cambiarán algunos métodos y algunos campos de batalla, así como el peso específico de algunas potencia protagonistas.

Es cierto que un mayor tráfico de personas, bienes y servicios facilita la difusión de la información, elemento imprescindible para que se abra paso la libertad, pero no veo por qué un régimen que ha perfeccionado durante medio siglo la represión y el control invasivo de sus ciudadanos vaya a permitirlo ahora. La vejez de sus líderes no los ha humanizado un ápice y siguen desplegando eficazmente su infantería política con la que han establecido sólidas cabezas de playa en Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Argentina, y aun no podemos cantar victoria en estas tierras, además de ¨devolver el favor¨ poniendo botas en suelo español.

Por supuesto que la caída del precio del petróleo debilitará la economía de Venezuela, minimizando su capacidad de entrometerse, y tornará vulnerable la posición futura de la Rusia de Putín, pero mejora notablemente la posición relativa de China, principal beneficiario comprobado de las políticas subversivas de la inteligencia cubana, ejecutora del llamado Socialismo del Siglo XXI, bastante más eficaz que el foquismo primigenio. Quien no lo crea, investigue qué empresas han venido ocupando sistemáticamente los lugares que las empresas occidentales se vieron forzadas a abandonar.

Respecto a las predicciones sobre el fin del régimen dictatorial de Maduro en Venezuela, por el deterioro económico, confieso que me encantaría que así fuera, pero no lo creo tan probable, ni tan rápido, y aún cuando ocurriera, será muy difícil rescatar al otrora boyante país.

Cada vez que me ha tocado hablar ante un auditorio en Washington, me he topado con la autoreferenciación política, gravísimo error en el que todos evitan caer en el planeamiento comercial, al cual se avientan entusiasmados al realizar análisis políticos de realidades ajenas a la propia.

Si la evolución económica real de un país fuese decisiva a la hora de decidir políticamente, Maduro y Kirchner jamás se hubieran hecho con el triunfo y, en el Perú, las bancadas del aprismo y el toledismo hubiesen sido bastante más nutridas tras finalizar los respectivos gobiernos.

El votante estadounidense tiene incorporado el factor económico como uno de los elementos esenciales en su decisión política, y cree en sus instituciones. El latinoamericano no; su hastío de la corrupción estatal, la lentitud de la justicia, la tradición obstructiva del burócrata, y la prepotencia tradicional de sus militares y policías, lo llevan a apoyar a quien mejor los convenza de que cambiará todo, aún a costa de perder todo lo avanzado en el terreno económico.

La economía venezolana va a deteriorarse más, pero eso no generará necesariamente un despertar espontáneo de la libertad.

Y respecto a los agentes cubanos desplegados por doquier, solo queda decir: gallina que come huevos, aunque le quemen el pico.

Por Dardo López-Dolz

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